lunes, 14 de septiembre de 2015

Metal Gears Solid V

"No existen hechos, solo interpretaciones”, dijo alguna vez el filósofo alemán Friedrich Nietzsche.




En ‘Metal Gear Solid V: The Phantom Pain’ no habrán certezas, solo diferentes lecturas. 
‘The Phantom Pain’ va a jugar con tu cabeza, burlándose de tu inteligencia desde el primer hasta el último fotograma; engañándote de frente, como si fueras un recién nacido que aún no abre los ojos. Este quinto capítulo de la serie central (segundo en un orden cronológico) se ubica entre los acontecimientos de ‘Metal Gear Solid 3: Snake Eater’ y ‘Metal Gear Solid’, por lo que sin jugarlo ya sabes qué sucederá al final. Lo que no te imaginas es el cómo.
Como es regular en la saga de Metal Gear, cada palabra, cada silencio, cada imagen, cada encuadre, cada canción, cada detalle, está puesto con precisión quirúrgica, y Hideo Kojima en ese arte no tiene comparación. La quinta entrega de ‘Metal Gear Solid’ es toda una oda al ‘Arma de Chéjov’, un principio dramático que postula que cada elemento en la narración debe ser necesario e irremplazable, o de lo contrario debe ser eliminado. Nada en ‘The Phantom Pain’ está puesto a la ligera.

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